HOMBRES BEATLES Y HOMBRES ROLLING

La paradoja de mi amistad con Juanito

Estos últimos días me he vuelto a encantar por los acordes del buen Keith Richards y sus melodías, haciendo referencia a todos lo vicios que nuestras madres trataron de poner fuera del camino. Del mismo modo volví al genio de Lennon y la simpatia de Ringo, los chicos buenos de Liverpool que hacen magia cuando los ponen juntos.

En esta disputa constante sobre la grandeza, la fama, las influencias, los acordes y la magia entre los dos estilos, llegué a la conclusión de que no se trata de todo lo anterior... es sólo una cuestión de actitud (como diría Fito).

Uno le canta a las chicas (I want to hold your hand), mientras el otro es más propositivo (Let's spend the night together) y nunca pregunta o pide permiso.

Uno acepta y se adapta al stablishment con un éxito abrumador, el otro le prueba al mundo que todo es un juego en el que él es quién mueve las fichas. Uno coquetea con las drogas, mientras el otro les arrebata la magia y las hace un integrante más de su conciencia.Uno hizo una canción para cuando cumpliera 64, el otro ya los cumplió y no se ha dado cuenta.

Ninguno es más verídico, más apto o más expléndido, sus caminos coinciden y se complementan, comparten un tiempo y un espacio, simplemente es que llegados a cierto punto, las perspectivas son distintas.

Mientras la música de los Beatles te pueden cambiar la vida, la de los Stones te puede llevar a la cama.

Lo curioso es como mi mejor amigo es un hombre Stone que sucede que es beatlemano y viceversa... paradojas de la vida.