ESCENARIOS DE OCTUBRE
Hay escenarios que te levantan el ánimo. La calle de Mazatlán, larga con su camellón y su heladería, es uno de esos. Sábado tranquilo, buena musiquita, un departamento en orden trapeado y guardado, a pesar de que está a punto de ser deshabitado.
Camino mientras Kiko me canta aquello de que, "afuera hay chicas hermosas y flores temblorosas por dejarse comer" cuando el Lobo Lopez anda cerca. Cargo una bolsa con chelitas, sólo seis pues es el límite de esta tarde, no me apetese beber últimamente (aunque seis pueden ser más de lo que se necesita, nunca está demás tener repuestos). La gente pasa con sus perros, sus maridos, sus hijos, su vida de prestado pues.
Los chicos de siempre, me ponen de buenas. La Valeria que accede a acompañarme por los cigarros, me recuerda que esto de la etapa de vida está cotorro; el problema es aprender a lidiar con la libertad y lo que pretendíamos ser cuando éramos niños. Ellos me ponen de buenas, los escenarios con un poquito de sol de media tarde, mis amigos, mis decisiones, mis libros y cigarros.
El límite de las nostalgias está en dejar que la vida pase, sin que las facturas te cobren intereses que no debes. Por eso lo que quiero de Barcelona está en mi cuarto, el calor de hogar está en un sillón de jueves, el reven está en el cotorreo de miércoles con los clientes, el cariño de alguién está por ahí... perdido en chicas hermosas y flores temblorosas por dejarse comer.
Sona ara: Caballería Toscana