LA ESTABILIDAD DE OTOÑO
La estabilidad de otoño, que siempre llega tranquila y apasible. A partir de enero parecía que todo eran cambios, para bien o para mal pero cambios al fin. Alá súbete a la montaña rusa y ahí le dices al operador cuando parar... pues bueno me paré en el otoño.
Las cosas van a mejor, poco a poco le hemos agarrado el ritmo a la vida en dos, parece que nos acomodamos sabiendo entender esos recobejos que no necesariamente van a encajar pero que nos hace distintos y curiosos, nos hace incluso más atractivos el uno con el otro.
Cambié de laburo, quizá ese fue el cambio de escenario más grande. Después de un largo periodo ejerciendo de investigador frustrado uno se entorpece, se molesta y encuentra en los errores cotidianos las claves para necesitar un cambio. La molestia de la incompetencia, la molestia del abuso, de esa necesidad y necedad de ejercer el poder por mero nepotismo e ingenuidad, toda ella reducida y empaquetada en un metro y medio.
Pero para toda espasticidad uno encuentra su Baclofeno, extranjero y de pronto bastante motivante, mejorando el estilo de vida del paciente, haciéndolo más funcional.
Curioso que la estabilidad la trajo el cambio, la motivación de entender de metmorfinas, hipertensivos, pioglitazonas, estatinas y otras drogas, me cambió el panorama. Le pone otro toque a las cosas, otra forma de verlas.
Ahora ha pasado un rato, le pusimos altar a los nuestros, nos relajamos en el jardín, fumamos los cigarros precisos y viajamos a veces, con la conciencia de tener unas pequeñas burbujas intermitentes donde todo funciona de forma curiosa y en otros códigos.
Sona ara: Can't you hear me knocking - The Rolling Stones
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