LAS DESPEDIDAS

El papel es más paciente que los hombres

Every process gets to an end, it has been quite extrange for a while saying goodbye to people. And its not just people, its work, life stages, the process itself. The hand on top, and life goes on again, but a little bit darker, without someone and a new remember on add. (Y dicho esto, que no sé porqué tenía que ser dicho de esta forma, continuamos.)

Hoy se terminó uno de los documentales, uno más que se va directamente a la oficiocidad de la edición, que yo personalmente no disfruto mucho. Se terminó su grabación, nos despedimos del buen y serio Villalobos y cada quién tomó camino separado en la avenida Juarez. Cada vez que esto pasa, hay un dejo de nostalgia prematura en el último apretón de manos. Llega la frase recurrente de: fue un placer trabajar contigo; y luego como sucedió cada quién sigue su marcha. pensando en ello, me dirigí hacia el metro, con la paciencia y reposo del medio día, o la tarde temprana.

Me encontré pues con el libro perdido de los vagones de la ciudad condal; el diario de Ana Frank por un módico precio recobrado en los vagones naranjas de esta ciudad distinta. No pude evitar pensar que este libro es una gran despedida, de todo lo que se puede despedir uno. Las despedidas son difíciles de emprenderse, dejan a su pasó la huella nostalgica de algo desaparecido, y este libro de algún modo también lo fue.

Al cerrar los ojos la escena sigue siendo la misma: la lampara, el café en el piso, el gran edredón azul, mi bufanda y los cigarrillos en la mesita. Las hojas pasan hasta que me vence el sueño, y al fondo la ventana sigue silbando la noche de un invierno tardío y desconocido.