LOS NIÑOS
Los chamacos, futuros frutos, dirigentes o lacayos de este mundo son todo un rollo. Aceptémoslo, no soy fan del mundo infantil, descontando las caricaturas, el resto de ellos me produce miedo, flojera, hastio o rechazo. Es cierto, hay dos que tres infantes que me caen bien, pero es como los perros, en general no los soporto aunque en lo particular dos que tres me causan cierto grado de simpatia.
El caso es que mucho se dice de los niños, generalmente bueno y la gente está condicionada a ser amables con ellos. Entre las cosas que se dicen hay dos que tres cosas ciertas, como aquello de que los niños siempre dicen la verdad. Nótese que no es que el chamaco tenga siempre la verdad en la boca, más bien creo que en lo referente al mundo adulto el niño siempre tiene un juicio destapujado, aunque no ajeno, a la cochina y prejuiciada mente adulta que sin duda ayudaremos a moldear.
Esto viene a colación por dos eventos:
Evento uno: Voy tranquilamente de regreso de una entrevista de trabajo en el naranjoso metro de esta ciudad capital. Por ser entrevista de trabajo me arreglé al tiro, saco, camisa, pantalón y zapato boleado, hombre que hasta edecan de información me sentía. Tons el chiste es que voy yo todo cuco y coqueto en el metro, agarrado del tubo y leyendo el periódico. En dicho periódico aparecía una foto en grande del señor López Obrador. A un lado va un señor con su hijo, el chamaco se me queda viendo y observa la foto del excandidato presidencial, ahora autoproclamado presidente legítimo (aja!) y nuestro orate consentido a la hora de ver las noticias. El chamaco me ve y me tira una mirada de desaprobación como si fuera mi padre y yo tuviera quince años, al mismo tiempo hace el comentario de: "El peje es nuestro presidente de a de veras verdad papá, el otro es para los gringos, pero el mio es el Peje". el padre no hace mucho caso del niño porque viene al pendiente de las estaciones y sólo se limitó a asentar con la cabeza.
Veamos, lo que este chamaquito prejuicioso me dio a entender es que yo era un gringo (bajo el parámetro pendejo que le han dado seguramente los adultos: los güeros son gringos y si están vestidos medio cucos más), que por lo tanto estaba en contra del PEJE y a favor del señor Calderón (cosa que ni una ni otra). Y luego dicen que nel, que este país no está polarizado políticamente, en fin me resumo a concluir que el chamaco fue una buena escala medible de que tan pinche está la política de este país.
Evento dos: Mis tios llegan a casa con sus vástagos por aquello del día de muertos, el caso es que mi pequeño primo que a penas cuenta con seis o siete años, y al cuál no veo más de dos o tres veces al año hizo la simpática pregunta de: "¿y el señor es mi tio?".
A mí me cae bien el chavillo, es medio gandul y me hace reir, pero no es un chamaco chillón. Obviamente el niño todavía no me ubica bien, y para él entro en el apartado de "señor" y "tio". Ambos cajones con un claro letrero: "viejo". Y claro cuando te reconoces como viejo ante los ojos de un niño, que tu consideras que no te verá así, pues te cae eso de la edad.
En fin yo no vengo a decir que los niños son buenos, aceptémoslo hay unos que desde chiquitos se ve que van a ser unos verdaderos hijos de la chingada, pero tampoco son malos, para mí son sencillamente unos buenos instrumentos de medición.
2 Intrusos
Totalmente de acuerdo. Los niños son excelentes instrumentos de medicion...y hay dos o tres que son francamente divertidos.
12:55 p.m.
"señor" y yo que te sigo viendo con cara de chamaco. A menos que la vida te haya golpeado demasiado este año.
el rock
12:50 p.m.
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