NUEVE DE LA NOCHE

El caos que se vive cuando uno está de vuelta, o la monotonía del paisaje cuando voy de ida, esos han sido los últimos ires y venires de esta rutina nueva, en la que poco a poco me comienzo a acomodar. La música suena por los audífonos y cada día me topo con nuevas anécdotas ajenas.

Una chica que trata a un japonés que habla perfecto español, como un perfecto idiota y casi le dice: "estas son monedas, ese es el conductos, así se paga".
Unos novios que se comen a besos en el último resquicio del Metrobus, mientras chocan constantemente conmigo pero no se inmutan.
La señora gorda que me mira enojada mientras plácidamente intento dormir pegado al espejo.
El conductor que golpea a su esposa sin el menor reparo o verguenza.
El morrillo de secundaria que celebra después de despedirse de "su" chica con besito cachichurris, y baila victorioso.

Todos ellos, juntos y ajenos comienzan y terminan mi día, lo visten de curiosidades que me entretienen en el trajín del ir y venir... todo mientras suena algo en mi cabeza.

Suena: nada... silencio oficinístico