VIENTOS FRÍOS

Hoy no quiero estar en esta oficina, las labores citadinas tampoco me llaman; me llama un cuarto vacío lleno de ausencias en una morada nueva, un libro y un café. El imperio de los monitores me angustia, me angustia porque se han convertido en ladrones de mi vida, del aire y en las cotidianeidades de una ciudad que ya no conozco con la luz del día.

Ahora suena de fondo The Dears, y me acuerdo de Marikita con sus risas y golpes de Buffy. Con todo y el agotamiento del estrés político de los eventos, puedo decir que esa época en Reforma fue muy agradable, porque ellos estaban cerca, y porque contemplaba el mundo laboral con algo de ingenuidad, ahora tengo una cita para escoger una AFORE, como si me interesara y a sabiendas de que en treinta o cuarenta años, cuando en verdad necesite de ellos, se declararán en quiebra y robarán los ahorros de mi vida (malditos mandriles todos).

Nos han prohibido fumar en el edificio, ahora tenemos que subir a una friolenta azotea con los montes a la vista, nos escondemos como comadrejas por los resquicios y rincones, buscando un lugar para vaciar los tubos con nieblas. Estando en uno de esos resquicios padeciendo de la intemperie, recordé los barrios viejos parisinos, donde mi personalidad rojilla me llevó, esa sensación friolenta de aire entrando por las narices estaba presente, y quise volver a recorrer las letras.

El cambio es inminente, dimos el paso más grande, que no tenía nada que ver con lo económico, tenía que ver con lo emocional y el desapego, y se resumía en una frase: mamá lo siento pero me voy a mudar. Lo hicimos, ahora sólo es cuestión de detalles burocráticos para estrenar en pocos días una morada distinta y aceptar por fin que el tiempo ha pasado y me he convertido en un “adulto oficinista independiente con aires de niño popis”.

Sona ara: Ruby Tuesday – The Rolling Stones

Frase escogida: tomada de las referencias de Juanito y Tyler: tú no eres tu trabajo