BRASIL
Rio de Janeiro - quarta feira 22 de julho no 2009
Estamos en Rio, a la mitad de un viaje que pareció un imaginario e inclusive por momentos un imposible las últimas semanas. Las jornadas de basileridad han pasado poco a poco, a pesar de que pensamos que el tiempo va pasando demasiado rápido, se ha tomado un poco de respiro para disfrutar nuevamente de sentirse ajeno por las calles.
Sao Paulo es un buen lugar para ello, su frío así como sus calles largas y anchas permiten ese sabor de otredad que pasa por el viento frio cuando te va golpeando la cara. Es un buen lugar, sitio de orden y progreso como lo canta su bandera; a veces parece que es la mejor postal y argumento para mostrar que el gobierno brasilenho ha hecho bien su trabajo. Sociedad moderna que se mueve autónoma e independiente, chicas de portada de revista que caminan rápido por el metro gigante.
Pausados y trabajadores, así resultan los paulistas, se toman el tiempo para platicar con los amigos y hacer de su vida un algo que valga la pena.
Rio por el contrario es un viaje que pasa por las causas más etereas, sucia, desordenada, bulliciosa, alegre y revelde. Parece un adolescente hecho ciudad, demasiado personal y franca, a pesar de que no se toma tiento para decir las cosas. A penas poco tiempo para poder decir algo de ella, llevamos dos días y al segundo nos tuvimos que dar una pausa para poder respirar. Hoy ha sido un día tranquilo en lo alto de Santa Catarina, pequenho refugio que va fungiendo como morada para seguir caminando. Poco a poco nos hemos ido desgastando los pies, como un sino de viajero que descubre por la noche que las suelas le han quedado lisas.
Me gusta saberme aquí, es sencillo adaptarme a las formas de este país diverso y distinto, te hacen sentir en casa de una forma extranha que no remite a nostalgias, por el contrario busca que la descubras como una casa propia.
Me guardo ahora, pues unos tragos se quedan a la espera en este resquicio occidental dentro de la ciudad del carnaval.
Sona ara - musiquita brasileira aleatoria y contundente
Sao Paulo es un buen lugar para ello, su frío así como sus calles largas y anchas permiten ese sabor de otredad que pasa por el viento frio cuando te va golpeando la cara. Es un buen lugar, sitio de orden y progreso como lo canta su bandera; a veces parece que es la mejor postal y argumento para mostrar que el gobierno brasilenho ha hecho bien su trabajo. Sociedad moderna que se mueve autónoma e independiente, chicas de portada de revista que caminan rápido por el metro gigante.
Pausados y trabajadores, así resultan los paulistas, se toman el tiempo para platicar con los amigos y hacer de su vida un algo que valga la pena.
Rio por el contrario es un viaje que pasa por las causas más etereas, sucia, desordenada, bulliciosa, alegre y revelde. Parece un adolescente hecho ciudad, demasiado personal y franca, a pesar de que no se toma tiento para decir las cosas. A penas poco tiempo para poder decir algo de ella, llevamos dos días y al segundo nos tuvimos que dar una pausa para poder respirar. Hoy ha sido un día tranquilo en lo alto de Santa Catarina, pequenho refugio que va fungiendo como morada para seguir caminando. Poco a poco nos hemos ido desgastando los pies, como un sino de viajero que descubre por la noche que las suelas le han quedado lisas.
Me gusta saberme aquí, es sencillo adaptarme a las formas de este país diverso y distinto, te hacen sentir en casa de una forma extranha que no remite a nostalgias, por el contrario busca que la descubras como una casa propia.
Me guardo ahora, pues unos tragos se quedan a la espera en este resquicio occidental dentro de la ciudad del carnaval.
Sona ara - musiquita brasileira aleatoria y contundente