DE NOCHES Y NEGATIVOS
El tiempo nos ha alcanzado, eso es lo que pensé ayer, noche regia lluviosa y nublada. Me volví a encontrar con uno de esos amigos de toda la vida, después de cinco años, volví a ver a aquel personaje con nombre de novela y personalidad exepcional.
Monterrey no fue lo que me esperaba, nublada como nunca me escondió el cerro icónico de sus postales. Pero me regaló de vuelta las memorias y amistades, hemos cambiado demasiado y a pesar de ello seguimos siendo los mismos. Él se ríe igual y sigue siendo un tipo sencillo, ríe con mis historias y me enseña una morada que a fuerza de conseguir lo que quiere se ha convertido en su exilio personal.
Comimos cabrito, reímos un rato y me presento a la que ahora acompaña su vida, en medio de un acento ageno y sabiéndose víctima de una nostalgia, por lo caótico y vivo de sus lugares y referentes. Después me mostró la ciudad en coche, una ciudad de noche y en negativo, recorrimos los municipios de esta realidad norteña que ahora cuida su hogar y su futuro.
Hemos acordado una primavera en la ciudad de los palacios, hemos acordado que cenaremos en casa, en mi nueva morada que alberga nuevas formas de vida, como lo hace el aquí. Me regaló una noche de esas memorables, nostálgicas y llenas de algo inexplicable. Al final nos despedimos, con un abrazo sincero y honesto, de cariño por alguién presente en tu vida, a pesar de las ausencias y distancias.
Sona ara: Moon River (en versión bar de hotel)