AEROPUERTOS Y CANCIONES

Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, de nuevo. Un taxista que se duerme y hace peligrar mi vida, la gente que se arremolina por el mostrador, esperando ahorrarse cinco minutos a costa de la paciencia de los demás; y yo por el momento viajo como autómata de nuevo, el panorama de trotamundos se pone en marcha.

El horario ha cambiado, la mañana es obscura como la boca de un gato mientras maúlla, y mis ojos se debaten entre mantenerse alerta o descansar. Niños con almohadas, muñecos y demás artículos para sentirse en casa mientras se encuentran a miles de pies de altura. Una japonesa mira extrañada por los pasillos, sólo abraza un pequeño peluche igualmente extraño y pretende dormir, aunque es claro que no lo logra.

Los horarios de consumo no son los más pertinentes, el Duty Free parece no ser suficiente ganga para los pasajeros desmañados que por el momento sólo piensan en encontrar un rincón para descansar, mientras el ave de metal se levanta por los aires, con ellos como pasajeros.

Los únicos que parecen encontrar el ritmo correcto para estas situaciones, son los empleados de las líneas áreas. Mientras yo me debato entre las canciones del iPod y un café que con trabajos circula por mi estómago. Ciento cincuenta dólares con la imagen de la reina, viajan en mi cartera… un nuevo destino: Canadá.

Sona ara: Heart of Glass – Nouvelle Vague (cover a Blondie)