DE CUANDO EL CHANFLE VISITÓ BCN
El lugar donde a Chanfle le trataron de decir que "no"
Hace algunos ayeres, cuando moraba por la ciudad Condal tuve una visita inesperada. A mitad del verano recibía un mail dónde Chanfle me avisaba de su inminente llegada a la capital de las Ramblas y las patatas bravas.
Pocas han sido las visitas que he esperado con tanto gusto y expectativa. Durante mi exilio tuve que lidiar con el hecho de estar solo, a falta de referentes tenía que construir nuevos, y a pesar de que ya para esas alturas tenía conocidos, alguno que otro romance e intercambio de luces, no tenía la complicidad que se obtiene con tiempo de convivencia de calidad.
El resto de personas que me eran familiares y con los que compartía mi vida ya habían tenido contacto con México, dicho contacto en forma de alegres visitas de familiares o amigos, o incluso de regresos inesperados al suelo donde nací (como dice la canción). Yo, digamoslo así, me limitaba a una llamada dominical con mis padres y párale.
Para cuando llegó Chanfle muchas cosas habían pasado, me había hecho a la ciudad así como le ciudad me había deshecho a mí. De lo más significativo y visualmente impactante eran mis casi 20 kilos de menos y mi recién adquirido vicio tabacalero, obviamente después de casi seis meses allá para mí era algo ya asumido y sin problemas, pero para el resto del mundo resultaba una sorpresita.
Creo que nunca me voy a olvidar de la escena de Miguelón bajando del tren buscándome en el andén, yo le chiflé con estilacho chilango pa' que volteara, pero parecía que mi chiflido no hacía mella, volteaba a ambos lados buscando al cabrón que chiflaba que obviamente era mexicano y que obviamente lo estaba buscando a él, pero nada. Para cuando mi compadre se dio cuenta que yo era el tipo chupado que fumaba recargado sobre la pared, su cara fue tan expresiva, que me produjo una mezcla de risa y miedo.
Después de abrazarnos cual señoras en un Vips de Polanco, lo primero que me dijo fue: cabrón vamos a comer! Mi estado físico le producía algo así como ñáñaras, así que durante los siguientes días, se dio a la tarea de alimentarme a como fuera, aun con mis negativas, no podía estar tranquilo hasta que me viera engullir algo.
En una de esas bonitas ocasiones, nos dimos a la tarea de ir a comer unos bocadillos mientras nos preparábamos para ir a la playita (a ver ya saben que...) leyendo todos los periodicos deportivos habidos y por haber. Yo ya estaba casado con el de tortilla de patatas, barato y llenador; pero mi compadre quería "innovar" así que pidó explícitamente un bocadillo de jamón serrano con queso y caliente, muy importante este último punto.
Señor que atiende: ¿¿caliente??
Chanfle: sí, calientito con queso por favor
Acto seguido, me entregan mi bocadillo común y corriente y a él se lo entregan pero frío. Para como es mi compadre, y los que lo conocen lo saben, regresó el bocadillo con la instrucción precisa de que este debería de ser caliente. Pero no contaba con la agilidad mental del español común, así que le trajeron otro de lomo con queso caliente.
CH: oiga pero yo no le pedí esto, yo le pedí de jamón serrano con queso, caliente!!!
Sqa: sí, pero es que no se puede
CH: ahhh cómo chingados no, lo hace, lo pone en la plancha, lo calienta y me lo trae!!!
Sqa: pero es que el jamón salao' no se calienta
CH: cómo de que no, póngalo en la plancha y va a ver que sí
Sqa: pero es que le quitas todo el sabor y el chiste
(nótese que la traducción de lo que él quería, era algo así como catsup en unos tacos de suadero)
CH: como quiera, pero el chiste es que yo lo quiero así
(entonces Chanfle aplicó la máxima de la mercadotecnia)
CH: y como yo lo quiero así y yo lo voy a pagar, pues me lo trae así (léase: el cliente SIEMPRE tiene la razón)
El final de la anécdota es que sí le acabaron trayendo su bocadillo tal cuál como lo pidió, previa ayuda de un compadre que estaba a un lado de nosotros, y de lo cuál surgió una de las mejores y más divertidas pláticas sobre el fútbol y por qué las mujeres no deberían de meterse en él.
Todo esto viene a colación porque viajando por Google Earth me encontré esto, que espero que le traiga buenas memorias a mi compadre el Chanfle, a quien siempre le voy a estar agradecido por su visita a la Ciudad Condal, que me devolvió el ánimo y kilos de risas.
Sona ara: Mil Horas - Versión de los Tipitos
2 Intrusos
No maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaams pinche Aldito, te la bañaste con este gran post.
Me zurre de la risa de principio a fin, pero lo mejor que evocar imágenes, olores y recuerdos de aquel grandioso viaje a España, y de la segunda escala en Barcelona con su famélica pero grandiosa hospitalidad.
Pero para hacer honor al mismo, prometo pronto hacer el post-response: De cuando visité a L'Aldo en BCN. Os lo prometo. Y con fotos que están de 10.
Un gran abrazo.
P.D. Qué tal ese tratado que mencionas del amigo del lugar mencionado: De por qué una mujer no debe ir al futbol... jajajajajaja.. ¡Patona!
9:56 p.m.
Jajaja Me imagino perfectamente al Chanfle imponiendo voluntá! Ah cómo chingaos no!
Jajja
9:50 p.m.
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