ENSEÑANDO A VOLAR

Sandy, la chica con la que he compartido tantas y tantas horas de confesiones, reflexiones y sueños se convertirá en mamá. Ella con su nariz de payaso que convertía una mañana común en la mejor aventura que puedes imaginar; que asaltó un salón de clases con poco más que una pistola con agua, que comía cereal por las mañanas entre el tráfico y tareas, ella me despidió cuando me fui al exilio voluntario... con una sonrisa y un cuaderno, donde guardas las historias.

El punto de equilibrio de muchas cosas y pensamientos, las notas del auto azul (a veces jazz, a veces salsa), la que me fascinaba con recuerdos de Florencia y su vida. Ella ahora tiene la misión de enseñarle a volar a dos nuevas personas en la vida, como sólo ella lo sabe hacer.

Para Ines e Iker... bienvenidos

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