CALLES MOJADAS

de coyoacán a guinardo

Me subí al camión, viajaba por las calles y avenidas de esta ciudad siempre distraido con los pantalones rotos, los tenis manchados de tierra mojada, porque ya se vinieron las lluvias y las jacarandas a esta ciudad.
De pronto me entraron unas ganas locas de caminar, salí del camión, cerré el libro y me puse andar, todo era un recuerdo muy bueno. Me prendí un cigarro y me puse a caminar por las calles de Coyoacán, siempre me han gustado porque algo de recuerdos me traen, amores perdidos quizá. Acababa de escampar y los adoquines tenían ese olor de hojas y cemento que tanto me gusta, que tanto huelen a Guinardó y al Cerillo de San Cristobal.
Y lo mejor de ese andar algo aleatorio entre calles que no conozco, es que los momentos geniales de los que te recuerdas se te ponen en frente, tan cercanos que incluso te nublan la vista. Podía verme llegar por la noche, oler el metro y mis Fortuna, abrir el departamento azul y encontrarme con Juanito, platicar con Hugo en las nubes con ese café y el loco del fondo que no deja de tocar. Definitivamente los sentidos van más allá de esta realidad palpable, sólo basta oler a mojado.

..... ando autisteando muy seguido, pero ya llegó la primavera y quizá lleguen los amores

* felicidades a mi compañera de pasados perdidos