JUGANDO DE LOCAL

Tres años y un oceano después me tocó jugar de local, cancha propia y la incertidumbre de lo que pueda pasar. Regresa ella y me ocupa la noche pensar en dialogos perfectos, supuestos y desastrozos tal cual lo ha hecho Castells. Una estación de autobuses y mi cara larga esperando por un arribo furtivo que nunca pensé presenciar. Aun me recuerdo los pasillos de l'Autonoma, los encuentros en el ferrocarril, en la RENFE y en la plaça; pareciera que nos hemos conocido en las esperas de todo, en esas esperas donde tuvo a bien hablarme mientras me fumaba un cigarro, no recuerdo del todo lo que se dijo, pero recuerdo encontrarla siempre por la casualidad o por las coincidencias forzadas.
Ahora llega del norte, y evidentemente las cosas han cambiado un poco, ha pasado un tiempo, las expectativas se hacen complejas... y me han usurpado el sueño.